serenidad

La serenidad no viene con la edad

Tal vez te sorprenda saber que la serenidad es un elemento fundamental en la gestión del cambio. Lo cierto es que tus cambios se rigen por pautas emocionales y atraviesan 6 etapas, cada una de ella liderada por una emoción básica.

El orden de las emociones tiene un impacto en tu cambio

El orden en el que sientes esas emociones es tan clave para que el cambio avance, que si te equivocas en el orden, tu cambio se bloquea. No es nada personal, es como si a tu coche diesel le surtieras gasolina. Equivocarse es bastante habitual no porque gestionar las emociones en el orden adecuado sea algo brujo sino, básicamente, porque somos analfabetos del cambio. No conocemos sus principios ni sus normas.

Nada del otro mundo si tenemos en cuenta que esa no es la clase de cosas que nos enseñan en la escuela ni el tema de debate estrella de los programas de televisión ni de las charlas de café entre amigos… Esa falta de atención real de los medios de comunicación a la cuestión de la serenidad, sumado a la cansina apropiación que el mundo religioso e incluso new age han hecho de la palabra “paz” podría explicar el que, hasta la fecha, hayas creído torpemente que alcanzar la serenidad era un aspecto postergable y poco realista.

Las premisas sobre la serenidad 

La mayoría de los occidentales piensa que la serenidad es algo ajeno a la vida cotidiana, una especie de lujo que aparece cuando cesamos nuestra frenética actividad, ya sea en vacaciones o en el feliz instante en que nos jubilamos… Y que hay que resignarse a vivir sin hasta que nos llegue, casi espontáneamente, con la vejez.

Si suscribes esa idea, te equivocas. Tu paz mental no está reñida con tu día a día. Y tampoco es algo que puedas seguir dejando para mejor ocasión. De hecho, es urgente que te hagas dueño de tu serenidad si quieres ser un buen gestor de cambios.  La etapa 4 del cambio, que es la que te obliga a estar sereno, es la etapa en la que los cambios se hacen realidad. Imagina qué consecuencias prácticas puede tener para ti no cumplir con esa etapa.

Lo más curioso es que ese estado de serenidad del que hablamos es de todo menos esquivo. De hecho, es un estado natural al que toda mente puede aspirar por derecho y que se interrumpe, en esencia, por la presencia de actitudes muy extendidas que actúan como verdaderos ladrones de paz. 

Mi promesa es que si eliminas esas actitudes, la serenidad dejará de ser un mito para ti.

Descubrirás que la serenidad no depende de tus circunstancias sino de la mirada que lanzas sobre las mismas.

 Y del mismo modo que no puedes hacer fuego si la leña está mojada, no puedes estar en paz si das entrada a los tres ladrones de paz más habituales.

Tu mente, que es la que tiene que alcanzar la serenidad, te puede llevar a ese estado de tranquilidad a través de tres puertas que se llaman pasado, presente y futuro. En realidad, todo lo que pide es que tengas una relación saludable con esos tres tiempos.

La mirada del pasado, presente y futuro

  • Tu pasado te aportará paz si eliminas al ladrón que es el rencor e instauras el perdón. Si hay algo que no puedes perdonar, entonces la paz nunca vendrá de tu pasado. Ese es el estado habitual de la población, que vive cautiva de los hechos que no perdona de su pasado. Y al hacerlo cierra una de las puertas que llevan a la serenidad.
  • La puerta del presente te conduce hacia la paz si vives con suficiente gratitud por lo que tienes y te conduce a la insatisfacción si vives con ingratitud. Nuestra cultura no valora lo suficiente la gratitud, razón por la cual la segunda puerta de la serenidad también suele estar cerrada en la mayoría de las vidas.
  • La puerta del futuro te llevará a la serenidad si puedes imaginar tu futuro con esperanza y te conducirá al infierno si lo vives con incertidumbre. ¿Qué tal andamos de esperanza? Sin comentarios.

 

En resumiendo … 

Por esa razón las tres puertas suelen estar cerradas. Y por esa razón la serenidad se ve como un estado ajeno a la vida. La propuesta es sencilla y te recuerdo que sólo quiere que la uses: pon más perdón, más gratitud y más esperanza en tu vida.

Desaloja como puedas a los tres ladrones de tu paz: dile adiós al rencor, dile adiós a la ingratitud y dile adiós a tu costumbre de no creer en lo que aún no has visto ocurrir. Todo ello es gratis, todo ello está a tu alcance de un modo u otro. Sólo es necesario que te decidas a probarlo.

No reflexiones sobre esto… ¡actúa!

 

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2 comentarios

  1. Es una verdad como un templo, cuando lo entiendes la calidad de vida se dispara. Ojala fuera una enseñanza básica mientras crecemos y nos desarrollamos como personas, pero bueno, en el momento que llegue bienvenida sea.

    • Totalmente de acuerdo, hay cosas que deberíamos aprender en la escuela o en la familia porque son básicas para avanzar. Pero como dices, bienvenidas sean cuándo y dónde lleguen. Un abrazo y ¡gracias por leernos!

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